sábado, 28 de agosto de 2010

ATENTADO CONTRA EL PÚBLICO



El atentado
(2010, Jorge Fons)
Con Daniel Giménez Cacho, Julio Bracho,
Irene Azuela y José María Yázpik.


La cinta comienza con una escena de teatro carpero donde dos cómicos se burlan de Porfirio Díaz. Cierra el telón ante el enojo de los parroquianos, quizás para demostrar la ambigüedad de sentimientos hacia el dictador y vuelve a abrirse para mostrar al Distrito Federal de finales de siglo XIX. En una cantina se está convenciendo a un hombre de matar a Díaz. Luego de varios intentos posibles (se muestra el atentado con cuchillo y piedra) se presenta el real, el que viene en la novela de Álvaro Uribe que rescata este episodio poco conocido. Es fallido, por lo que el frustrado asesino va a la cárcel dejando al descubierto lo que estaba oculto detrás del hecho: una conspiración. Y así se va desarrollando el melodrama alrededor del hecho, la caricatura del dictador, los chistes carperos que no tienen gracia, hasta que cierra nuevamente el telón en donde siempre hubo escenario vacío.

Escuché un programa de radio donde se comentaba que si este atentado hubiera triunfado no se habría producido la Revolución y la historia del país sería otra. Bueno, es lo mismo si se hubiera muerto Hitler cuando era joven o Mussolini no alcanzara el poder y tantas otras situaciones. No podemos cambiar historia ni pasado ni destino. Lo que tenemos enfrente es una superproducción inflada, con asunto que ya no impacta aunque con el excelente oficio de Fons y la presencia ya cansada y ridícula de Giménez Cacho. Es el tipo de cine que quiere pasar como prestigioso (los diálogos intercalan versos de Othon, Peza) y conmemorativo (finalmente hubo revolución para cambiar y quedar igual aunque con otros nuevos ricos) pero termina en melodrama inútil, reparto que ya harta, en el otro extremo de la realidad fílmica mexicana contemporánea: los nuevos directorcitos que filman intrascendencias o copias baratas de Hollywood; los viejos directores que fueron magníficos y filman temas inflados que quieren ser emblemáticos. (Los de enmedio, los interesantes, los que saben qué importa en estos tiempos son escasos). ¡Qué lástima!