martes, 27 de febrero de 2018

LOS MUERTOS



HOSTILES: VIOLENCIA AMERICANA
(Hostiles)
2017. Dir. Scott Cooper.



         Utilizando al género del oeste como escenario y contexto, tenemos una historia de toma de conciencia. El capitán Blocker (Christian Bale, estupendo y magnético como siempre) aborrece a los nativos americanos. A lo largo de un cuarto de siglo los ha perseguido y asesinado. Junto con su compañero de aventuras, Tommy (Rory Cochrane), recuerda cuando fue atacado con una lanza y logró sobrevivir para, por su parte, abrir de arriba abajo a muchos indios. Se le ordena trasladar, desde Colorado, al Jefe cheyenne Halcón Amarillo (Wes Studi, dignísimo) y su familia (hijo e hija, nuera, nieto), hacia el Valle de los Osos en Montana, su territorio, luego de siete años de estar prisionero, por orden presidencial, como una manera de congraciarse socialmente. Ante el rechazo inicial, Blocker es amenazado con una corte marcial y la pérdida de su pensión: no le quedará más que obedecer. 


         Previamente hemos sido testigos de una masacre familiar: indios comanches atacan el rancho de los Quaid. Primero matan al padre, luego persiguen a su esposa quien lleva un bebé en sus brazos y las dos hijas mayores: cada una cae acribillada. El infante recibe un balazo y la madre, Rosalie (Rosamund Pike, intensa) corre hasta esconderse en el bosque con el cuerpo inerme y ensangrentado de su pequeño. En el trayecto de Blocker, la encontrará en estado de shock dentro de la casa que fue quemada por los comanches. El capitán la rescata, da sepultura a sus deudos, siguen adelante en el camino. El desprecio hacia sus viajeros asignados lo ha hecho encadenarlos. Ante la posibilidad de otro ataque comanche, revira la orden y así sucede, le sirven como apoyo cuando son atacados, diezmando su tropa.


         La cinta sigue adelante con la llegada al Fuerte Winslow donde le asignan otro traslado: un soldado que masacró, por su parte, a una familia nativa. Así, Blocker tendrá ambos lados de la moneda: una víctima de los indios, un vengador de los blancos. La cinta arranca con un epígrafe de D. H. Lawrence que expresa El alma americana esencial es dura, aislada, estoica y asesina: nunca se ha derretido. La película nos muestra el odio hacia el otro a quien se ha despojado de sus tierras y despreciado por su raza que agrede al blanco conquistador por sus salvajes reacciones. Sin embargo está la contraparte: la defensa ante quien ha abusado de sus raíces y hábitat natural: dura, estoica, criminal alma...


         La cinta está poblada de muertos: tanto en el pasado de Blocker como en lo que se narra de los cheyennes cuyo jefe se encuentra ya en el ocaso de la vida, enfermo pero digno. El largo viaje desde el centro hasta el oeste del país permitirá la relación y comprensión de las circunstancias entre ellos. Inicialmente Rosalie gritará ante la vista de los cheyennes por el simple hecho de ser nativos como una generalización de raza (si son indios, todos son iguales). No obstante, las mujeres nativas tendrán compasión al verla con su vestido ensangrentado y su dolor ante el entierro de su familia entera. Sentimientos encontrados.


         El viaje permitirá que el espectador presencie todo un proceso de humanización. Unos cazadores secuestrarán a las mujeres para vejarlas sin distinción de raza. Los comanches asesinarán a parte de la tropa. El viejo amigo de Blocker, Tommy, decide desertar porque ya no le encuentra sentido a esa constante cacería. El cambio de actitudes será notoria pero consciente, sensata, sustentada. El discurso que alienta a dejar de lado el rechazo y ataque hacia el otro, el diferente, se vuelve universal. Estamos ante un género grandioso por naturaleza, como pretexto, metáfora de otros tiempos violentos que, no se diferencian de nuestra realidad contemporánea.


         Una fotografía espléndida. Los elementos del género del oeste: espacios amplios, el héroe que posee ambigüedad moral, el peligro, la necesidad de salvar a los demás pero, más que nada, salvarse a sí mismo, están presentes, aunque la narración es elíptica, simbólica, contundente. Cuando el jefe indio está enfermo, Blocker le nombra a tres personas que perdió debido a los ataques de su gente: el jefe le responde que todos han perdido a mucha gente. El daño es mutuo y ya basta pensar en la visión de los vencedores. Esos muertos rondan la atmósfera y no cesan, aunque al final se busque una redención personal. Lo que importa es entenderlo, sobre todo en este mundo diverso. Ejemplar.

Christian Bale y el realizador
Scott Cooper





domingo, 25 de febrero de 2018

EL DOMINIO DEL OTRO


EL HILO FANTASMA
(Phantom Thread)
2017. Dir. Paul Thomas Anderson.



         Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) es un importante diseñador de ropa en el Londres de los años cincuenta. Metódico, soltero, vive con su hermana Cyril (Lesley Manville, soberbia) y la amante en turno quien también es su modelo y de la cual, nos enteramos, acaba por alejar de su lado. En un viaje a su casa de campo, llega a un restaurante donde una torpe mesera, Alma (Vicky Krieps), le llama la atención. La corteja, le toma medidas, la convierte en su siguiente amante, modelo, apoyo en la casa de modas. Alma se enamora y desea algo más, pero Reynolds no permite que se inmiscuya en sus hábitos y rutinas. Luego de una desastrosa cena sorpresa, lo envenena cuidadosamente con hongos por lo que el hombre queda vulnerable.

La mesera
La musa


         Con esta simple descripción, sin seguir adelante, podemos darnos cuenta de las intenciones de esta pequeña obra maestra. El hombre poderoso requiere del llamado de la muerte, de la enfermedad extrema, para que se propicie su acercamiento al otro, al semejante:  intercambiar alguna emoción, irse al pasado para recuperar el fantasma de la madre que le impulsó a lo que ahora es la vocación; en pocas palabras, para sentir.

La vida en común


         Por su parte, Alma encontrará la respuesta a sus intenciones. Se casará con el hombre anhelado, procurará hacerlo a su manera, hasta que todo vuelva al estado anterior y dé entender a su esposo que siempre habrá una manera de anteponerse a sus rutinarias obsesiones: la enfermedad inducida sin que se alcance la muerte, la oportunidad de tener un bebé, la sencilla insinuación de conseguirse un atractivo amante, ser la señora de la casa, la musa, la inspiración. Alma encuentra la fórmula para que la felicidad le rodee, le llene. Y siempre presente, está la hermana del diseñador: su compañera administrativa, su verdugo de amantes, que, sin embargo, no cae en el personaje vengativo sino cómplice indirecto de la mujer que desea dominar a su hermano: tal vez sea el alivio para su realidad.

La hermana
El veneno


         Paul Thomas Anderson regresa a las obsesiones de sus personajes que terminan vulnerables al medio que les rodea: el actor porno de Boogie Nights, el discípulo de The Master, el extorsionado proveedor de Embriagado de amor, entre sus ocho largometrajes de ficción. Aquí el ambiente es elegante, los hechos menos extravagantes, los resultados igualmente apasionantes: no queda más que someterse a las demostraciones de amor. La cinta inicia con la descripción por parte de la misma Alma de lo que es su afortunada y completamente feliz vida de señora casada. La dicha dominante.


Paul Thomas Anderson ha dirigido ocho
largometrajes apasionantes, además de vídeos
musicales para Radiohead y Fiona Apple



sábado, 17 de febrero de 2018

HÉROE DE RAZA


PANTERA NEGRA

(Black Panther)

2018. Dir. Ryan Coogler.





            T’Challa (Chadwick Boseman) regresa al país natal de Wakanda para suceder a su padre, recientemente muerto, en el trono. Pasa por el ritual que le ofrece poderes especiales y que lo legitima como heredero, además de tornarlo en el héroe del título de la cinta. En Wakanda su fuerza proviene del “Vibranio”, un metal poderosísimo. De ahí que aparezca un villano (Klaue, interpretado por un gozoso y cínico Andy Serkis) y un agente de la CIA (Martin Freeman). Sin embargo, la preocupación mayor de T’Challa se encuentra en la aparición inesperada de un primo que se pensaba inexistente, Erik Killmonger (un carismático y físicamente impactante Michael B. Jordan quien nos hace cuestionar si no hubiera sido mejor héroe) quien revela un secreto del pasado y se anuncia con derecho al trono por lo que ocurre un combate entre los dos hombres con consecuencias sorprendentes.


Un espléndido reparto con grandes actores y actrices:
Forest Whitaker, Daniel Kaluuya, ¡Angela Basset!



            La nueva aportación al Universo Marvel, como se le ha llamado, recurre a un personaje de la raza negra cuyo país se encuentra en África, aparentemente pobre y sin mayores recursos, pero en realidad, futurista y tecnológicamente muy avanzado debido al famoso metal. Aunque tiene un inicio lento, sin que se tenga mayor idea de lo que está sucediendo y que ocurre en la California de los años noventa, la cinta luego adquiere un vertiginoso ritmo que ya no cesa pero que además depara sorpresas. La mayor cualidad de esta cinta es que se aleja de la fórmula usual del género: T’Challa vive para proteger su país y la primera acción será viajar hasta Corea del Sur para evitar la transacción de una pequeña cantidad de Vibranio y juzgar al villano que asesinó a su padre. Curiosamente, lo que se asemeja y podría pensarse como un acercamiento a las cintas de James Bond (ocurre en un casino con agente de la CIA) sufre un giro total. No es el pleito alargado entre héroe con su némesis: hay que pasar a otro conflicto donde se cuestionan los conceptos de honor, respetabilidad y verdad. Un enfrentamiento que será fatal, aparentemente.


Lupita Nyong'o finalmente tiene un rol que la aleja
del melodrama y muestra sus atractivos femeninos



            La película mantiene el respeto hacia la raza negra y deja fuera los estereotipos. Al héroe lo protege un frente de guerreras llamado Dora Milaje liderado por una generala fiel a su patria. Su ex novia es espía que lo apoya (Lupita Nyong’o) y su hermana es la genio tecnológica del reino (Letitia Wright, que nos recuerda al proveedor de Bond igualmente). La llegada del incógnito primo del rey pone en jaque los valores del lugar a pesar de que él mismo se ha regodeado con las muertes que ha producido al pelear en Afganistán (su cuerpo está marcadísimo con señales por cada víctima) y reclama que Wakanda no haya puesto sus riquezas y avances a las personas de su raza quienes, mundialmente, padecieron dolor y humillación en el pasado. Killmonger, de cualquier manera, es el antagonista: sus planes incluyen armar a toda la gente del mundo que desea derrotar a quienes los han subestimado y, con eso, provocar un caos total.


Al ver la película, uno se pregunta si Michael B. Jordan
hubiera sido una mejor Pantera Negra.
Por otro lado, es un espléndido villano.



            Son estas actitudes de búsqueda de la armonía y el entendimiento universal las que empatan a la trama con sus otras narraciones morales (y ya rutinarias dentro de este universo heroico). No obstante, al no limitarse a los enfrentamientos entre villano y héroe, se aleja de las usuales secuencias que se regodean solamente en lo superficial y rutinario en otras de las cintas . Las motivaciones de estos personajes están cimentadas en lo que sería la justicia moral, el sentido de pertenencia y la responsabilidad ante el mundo.




jueves, 15 de febrero de 2018

OTRA ADOLESCENTE REBELDE


LADY BIRD

2017. Dir. Greta Gerwig.





            Christine (Saoirse Ronan) es alumna de escuela católica privada gracias a los esfuerzos de sus padres. Su sueño es asistir a la universidad pero en la costa este: Nueva York o al menos Connecticut o New Hampshire. Su madre Marion (Laurie Metcalf, estupenda) no lo acepta porque sería costoso: valdría la pena ir a alguna institución pública. Christine, quien se autonombra “Lady Bird”, es rebelde y se encuentra en la edad de transición entre la adolescencia y la joven madurez. A lo largo de la cinta la veremos enamorarse, tener relaciones sexuales, abandonar a su mejor amiga para conectarse con otros jóvenes de mejor posición. Mientras se va dando cuenta de sus propias necesidades, sentimientos y metas, Christine peleará con su aparentemente desamorada madre quien más bien esconde sus verdaderas emociones porque no quiere que ella se aleje de su lado.





            Así narrada, la cinta puede resultar interesante, pero no lo es tanto. Ronan y Metcalf están geniales como la hija que se siente desatendida y la madre que la ama tanto que no puede expresar toda la pasión que siente. Sin embargo, es otra historia de adolescentes que andan en busca de su sí mismas y madres incomprendidas por sus afectos y miedos. Todo es convencional y los descubrimientos que realiza la frustrada chica (novio que resulta ser gay, novio que la engaña y no valora, amiga que abandona pero luego viene a ser su dulce contacto con el mundo) no son excepcionales ni sorpresivos: se han visto mejores tramas semejantes. Uno se extraña ante la admiración total que ha despertado porque a mitad de película ya inicia la sensación de tedio. La gran cualidad de la película son sus talentosas actrices, además de la presencia de Timotheé Chalamet como el novio seductor quien ofrece una interpretación totalmente distinta pero igualmente efectiva y magistral a la que le vimos en Llámame por tu nombre. Una cinta sobrevalorada que se sostiene por el reparto: cuando ya no importa lo que nos están contando, podemos centrarnos en los actores y disfrutarlos.







lunes, 12 de febrero de 2018

LA PURIFICACIÓN FAMILIAR


EL SACRIFICIO DE UN CIERVO SAGRADO

(The Killing of a Sacred Deer)

2017. Dir. Yorgos Lanthimos.





            Ya desde el título tenemos la referencia a Ifigenia dentro de la mitología y tragedia griega (Eurípides: Ifigenia en Áulide), donde el personaje mata a un ciervo sagrado provocando la ira de la diosa Artemisa quien exige a su padre Agamenón que deberá retribuirle con el sacrificio de lo que le sea más querido. Dentro de la película, el director de la escuela donde estudia Kim, la hija del médico Steven, le comenta que la jovencita ha escrito un impecable ensayo sobre Ifigenia. La propia Kim le pide a su padre que la sacrifique para que termine la terrible maldición que ha caído sobre la familia. Y es que la trama de la cinta es acerca de un cardiólogo, Steven (Colin Farrell, espléndido), al cual se le murió un paciente en la mesa de cirugía por haber tomado un par de copas. Ha hecho amistad con el hijo adolescente de su víctima, Martin (Barry Keogh, diabólico), quien primero lo ha seducido como si fuera un hijo putativo, luego le ha invitado a su casa para ofrecérselo a su madre, antes de que inicie su venganza que le confiesa al sorprendido médico: su hijo, su hija y su esposa irán perdiendo su motricidad, luego perderán el apetito y finalmente les sangrarán los ojos. Steven tendrá que seleccionar a quien de los tres deberá sacrificar para que estén a mano: una muerte de su ser querido a cambio de haberle quitado a su padre.


Steven acepta a Martin para expiar su culpa



            Martin se torna en diosa Artemisa implacable y le exige una satisfacción a Steven (en doble alegoría de Agamenón e Ifigenia: padre e hija) para empatar sus pérdidas y dolores. La cinta se torna en tragedia contemporánea, con distinguida narración y elenco estelar, donde no hay explicaciones racionales ni importan: no se sabe cuál fue la forma en que Martin provoca su maldición y se torna irrelevante. Lo que es básico es la purificación a través del sacrificio, la expiación, la reparación del daño para que todo vuelva a la normalidad. Estamos ante una familia aparentemente perfecta donde padre y madre son médicos exitosos, esposos amantes que se excitan mutuamente para satisfacerse, viven en una hermosa residencia con su hija adolescente quien canta y es buena estudiante, además de su hijo pequeño quien es todavía inocente y bonachón. Detrás de todo este esplendor hay secretos que deberán pagarse como culminación del destino. Somos testigos de la degradación de la familia donde todo y nada será igual.


Anna contempla a sus hijos que están
bajo una maldición inexplicable



            Con una cámara que va fluyendo constantemente y fondos musicales que van desde el Stabat Mater hasta Bach y Ligetti, Lanthimos vuelve al tema de la familia (encerrada como en Dogtooth, 2009) o de la pareja (forzada como en La langosta, 2015) para hablarnos de mundos cerrados y fantásticos [en otro sentido, podríamos recordar las consecuencias del “ángel” que toca y disuelve a la familia de Teorema (Pasolini, 1968)]. Martin y Anna (Nicole Kidman, como nunca) tendrán que resolver sus problemas como pareja cediendo a lo inexplicable: ella llegará a besar los pies del ser que está moviendo los hilos como una forma de respeto; él tendrá que tomar una extrema decisión para aplacar la furia del dios. No obstante, siempre quedará la duda del reencuentro, del equilibrio, una vez que se ha alcanzado la armonía.

Yorgos Lanthimos

sábado, 10 de febrero de 2018

DE PRONTO, EL HÉROE


15:17 TREN A PARÍS

(The 15:17 to Paris)

2018. Dir. Clint Eastwood.





            Continuando con sus homenajes a los héroes contemporáneos de su país, el maestro Eastwood ahora nos recrea los acontecimientos que ocurrieron en un tren rápido que se dirigía de Amsterdam hacia París: un terrorista bien armado iba a producir una masacre que fue evitada  por tres jóvenes norteamericanos: dos soldados y un universitario que estaban de vacaciones. La cinta nos lleva a la infancia y años posteriores de entrenamiento militar o educativo de los tres jóvenes. No hay nada interesante o extraordinario que narrar: niños con problemas de atención, hijos de padres divorciados, con ánimos de seguir una carrera dentro de la milicia para servir a la patria.


Un ataque terrorista inspirado por ISIS:
era 2015



            Eastwood nos ofrece una visión de lo cotidiano. Nuestras existencias son rutinarias, simples, con las pequeñas o grandes satisfacciones que nos mueven a continuar en ellas. De pronto, irrumpe lo inesperado que ofrece otra dimensión. Se corporiza el concepto de heroísmo y se alcanza otro nivel interior (que se eleva por el reconocimiento externo: se adquiere otro estatus ante la sociedad: medallas y fama). Queda el gozo de haber servido a la humanidad. Tal como sucedía con el piloto Sully en Sully, hazaña en el Hudson (2016) ante la extrema toma de decisión o el soldado Chris Kyle en El francotirador (2014) ante la amenaza del enemigo, tenemos la responsabilidad del hombre con el hombre. En esta trilogía del ya octogenario Eastwood, el objetivo es salvar vidas ante un mundo que ha perdido rumbo y valores. De ahí que desee subrayar al héroe; más aún, al héroe norteamericano.


Los héroes interpretados por ellos mismos



            Eastwood, siempre conservador, ha establecido una galería de personajes que luchan por conseguir sus sueños y defender sus realidades. Toda una larga de títulos extraordinarios que no vale la pena repetir aquí, dentro de ficciones brutales (bueno, mencionemos a Golpes del destino o Gran Torino como referencias). Ahora se ha dejado llevar por la historia reciente, su mundo en guerra, los seres que han dejado atrás el egoísmo. Un cine esperanzador (aunque no faltará quien critique su discurso nacionalista como panfletario). Es lo que atrae de un realizador funcional: desde la acción logra que surjan emociones y pasiones. Es la gran cualidad de esta película que podría considerarse menor porque lo cotidiano resulta tedioso pero, de pronto, llega ese momento que cambia vidas y se torna ejemplar, inspirador: nos mueve y conmueve.

El 36° largometraje de ficción
de un gran maestro

miércoles, 7 de febrero de 2018

DE MEDIANO INTERÉS


LA REGIÓN SALVAJE

2016. Dir. Amat Escalante.





         La cinta inicia con una escena transgresora, como es costumbre con este realizador, donde una mujer está teniendo relaciones sexuales con algo desconocido, como un tentáculo, que se aleja de cuadro. Nos enteramos que es Verónica quien ya tiene tiempo repitiendo este acto. Luego la vemos herida de un costado mientras intenta arrancar su motocicleta. Llega a un puesto de auxilio donde menciona que fue una mordida de perro. Se hace amiga del enfermero que se llama Fabián. Luego vemos el rostro de Alejandra mientras su marido, Ángel, está teniendo relaciones sexuales con ella detrás de su cuerpo. Más adelante, Ángel tiene relaciones anales con Fabián quien resulta ser su cuñado, hermano de Alejandra. Verónica incitará a Fabián para que asista a la casa donde se encuentra el extraño ser que la ha poseído además de violentado: Fabián morirá…





         Milagrosamente, el realizador Escalante ha filmado una alegoría de la violencia como resultado de la sexualidad sin recurrir a sus insoportables planos secuencia que produjeron el fracaso de público de sus anteriores (soporíferas) películas (“Sangre”, “Los bastardos”, “Heli”) que llamaron la atención crítica pero nunca conectaron con el público. Ya no hay los efectos especiales para “asombrar” al adormilado espectador (como los genitales incendiados de “Heli” o la cabeza mutilada de “Los bastardos”) aunque permanece un elenco de actores desconocidos que marcan una diferencia con los anteriores: al menos se les entiende y tienen idea de lo que están haciendo frente a la cámara.





         Definitivamente que el tema de la violencia ha sido el objetivo principal del realizador. En este caso, la metáfora de un ser extraterrestre con múltiples tentáculos que causa satisfacción sexual pero también da lugar a la agresión permite una comparación con la realidad de los personajes. Uno desconoce cuál fue el verdadero ataque hacia Fabián como tampoco es testigo de la “mordedura” que sufre Verónica. Este ente caído sobre la tierra permite el florecimiento del ensañamiento. Igual que Alejandra, la costumbre le provoca tedio y reacciona con furia: de ahí que necesite cambiar de pareja. Todo este juego ficticio es mera simulación, pretexto para decirnos que nuestra naturaleza nos lleva a excesos y a sometimientos. Dentro de la “normalidad” cotidiana, la violencia siempre está latente. La transformación de los personajes como consecuencia de su contacto con este extraterrestre los iguala con la brutalidad perenne.





         Escalante nos ofrece su película más accesible. Al menos agradece al polaco director Andrzej Zulawski del cual toma prestada la imagen del monstruo de Posesión (1981) donde una mujer pedía el divorcio para caer en una serie de acusaciones por infidelidad para llegar a su satisfacción fantástica (y no como otros que solamente plagian). Sin embargo no es mejor director que los rivales contendientes a los cuales les ha arrebatado premios internacionales. ¿Será cierto aquello de que “nadie es profeta en su tierra”? Aquí hay una cinta con discurso interesante, sin contundencia, nada más.

lunes, 5 de febrero de 2018

NADA MÁS QUE LA VERDAD



EL POST: LOS OSCUROS SECRETOS DEL PENTÁGONO

(The Post)
2017. Dir. Steven Spielberg.


         En 1966, un analista político llamado Daniel Ellsberg, vivió en carne propia la realidad terrible y criminal de la Guerra de Vietnam. Su reporte ante el Secretario de Defensa Robert MacNamara fue negativo sobre la continuidad de la guerra que no sería ganada. Sin embargo, ante el rechazo de MacNamara por aceptarlo públicamente, decidió enviar el reporte confidencial, de años, desde Truman con el apoyo a Indochina hasta el reciente Presidente, al New York Times, ya que aseguraban la futilidad de la empresa: el resultado era la muerte de muchos soldados inocentes. Esto provocó un escándalo ante la decisión de Nixon por atacar al periódico y de esta manera, a la libertad de prensa. La cinta narra los esfuerzos por parte del Washington Post, gracias a la vehemencia de su editor Ben Bradlee (Tom Hanks) y la presidenta de la empresa Katherine Graham (Meryl Streep) por atreverse a publicar ellos los documentos ya en sus manos, retando al mismito Nixon.


         Spielberg es un realizador consumado: alguien a quien no se le puede poner en tela de juicio. Importante narrador que sabe mezclar la elegancia y sofisticación de sus tramas con la atracción hacia un público general que inmediatamente queda atrapado por la acción, entiende lo que está sucediendo y se torna en cómplice para defender sus tesis. Es un cine patriótico, demócrata, cuyo discurso siempre apuesta por la libertad y justicia. Esta cinta no se queda atrás y aparece en el mejor momento posible. Así como se escucha al republicano y detestable Nixon dar órdenes de boicotear al Washington Post, hemos atestiguado lo mismo con el actual Trump. La cinta se va al pasado para dejar clara la constante amenaza del presente. Muestra las “buenas intenciones” de los políticos al colocar a la “seguridad nacional” como el pretexto para defender mentiras y componendas.

         Otro aspecto importante de la película es el crecimiento personal de la editora Graham, heredera de un puesto inesperado por la muerte de su marido, mujer de sociedad, amiga de presidentes y ministros, quien de pronto se da cuenta que la amistad queda de lado cuando hay que defender las posiciones correctas en beneficio de la comunidad. Meryl Streep ofrece una actuación esperada: impecable, engolando la voz para reproducir la del personaje real que interpreta, con gestos y miradas. El tenaz Bradlee quien deseaba transformar al Post en periódico de importancia nacional, líder de opinión y con sus propias exclusivas, encuentra su perfecta representación en Hanks. Un guiño a la sociedad actual como alerta por los malos políticos, los que se sienten dueños de un país cuando en realidad son otros empleados más…

Los grandes maestros veteranos del cine
norteamericano actual:
Spielberg, Allen, Eastwood...

jueves, 1 de febrero de 2018

ES MEJOR HABLAR QUE MORIR

LLÁMAME POR TU NOMBRE
(Call Me by Your Name)
2017. Dir. Luca Guadagnino.



         Verano de 1983 en Lombardía. A la casa del profesor Perlman (Michael Stuhlbarg) llega su becario anual, un estudiante de posgrado al cual ofrece casa y comida durante seis semanas, además de asesoría, a cambio de su apoyo en el trabajo académico y personal. Este año es el norteamericano Oliver (Armie Hammer) al cual reciben tanto la esposa del profesor, Anella (Amira Casar) y su hijo Elio (Timotheé Chalamet). A lo largo del verano Oliver y Elio irán pasando de la indiferencia y la ironía hasta la tensión sexual y el descubrimiento de la pasión amorosa.



         Llámame por tu nombre es la narración del primer amor, aquél que provoca desconcierto, alegría, y luego tristeza. Las circunstancias son ideales: una villa del siglo XVII, mucho sol, una posición acomodada, árboles frutales, un río, personas bellas tanto física como interiormente. El ambiente es culto: si el profesor Perlman es una eminencia en sus estudios históricos, su esposa es una mujer cosmopolita que tanto pasa del francés al inglés al italiano y hasta traduce en alemán, algo que comparte con su hijo Elio, jovencito con 17 años que toca tanto piano como guitarra, transcribe música, siempre trae un libro en la mano y posee un alto bagaje de conocimientos.



         La llegada de Oliver en la vida de Elio permitirá que tenga una epifanía personal, se inquiete, oculte su atracción a través de la aparente indolencia, proporcione retos, busque una camaradería que el propio norteamericano rechazará inicialmente, para pasar a la necesidad de hablar, expresar su desasosiego, abrirse ante la exploración de sí mismo, buscar la unión de cuerpos y almas porque está sintiendo algo tan simple como eterno: amor. Es la experiencia común del lance amoroso: la indiferencia para darse a desear aunque en el fondo, dicho deseo ya esté plantado y germinando.



         El ambiente académico se presta para ofrecer referencias cultas y delicadas que, además, son preámbulos eróticos (el Heptamerón y su cuento sobre el caballero que no se atreve a hablar para expresar sus sentimientos, se torna en la fuerza que permite la apertura de Elio hacia Oliver). Éste estudia a los filósofos presocráticos como nos enteramos cuando aborda en un ensayo personal el comentario de Heidegger sobre el sentido de ocultamiento de los griegos, incitando a Elio para que le encuentre coherencia; luego, Elio descubre Los fragmentos cósmicos de Heráclito y un escrito de Oliver donde habla sobre el cambio acorde con este filósofo que viene a predecir dicha necesidad entre ellos; pero la más importante es cuando el Profesor Perlman le muestra diapositivas a Oliver con imágenes de esculturas masculinas griegas, plenas de curvas, que imponen una antigua y eterna ambigüedad, como retando a que las desees: inmediatamente aparece una toma del objeto del deseo de Oliver quien escucha estas palabras de su mentor, o sea Elio recostado sobre un sofá.



         Nunca nos enteramos sobre la vida previa de ninguno de los personajes: no conocemos experiencias anteriores, pero lo que la cinta va describiendo es la naciente atracción de Elio hacia Oliver y, de manera más velada, lo opuesto. Elio critica la arrogancia de Oliver pero no deja de mirarlo. Oculta la atracción con agresividad o rechazos. Y todo es un proceso paulatino que terminará con la aceptación de ambos hacia sus sentimientos mutuos que son amorosos. Hacia la entrega física que permitirá, al menos, unos días de dicha en común.


         La cinta tiene a dos hombres como protagonistas pero el tema del primer amor que lleva a una felicidad temporal y, como consecuencia, al rompimiento del corazón puede aplicarse independientemente del género. El muchachito inexperto encuentra su contraparte, su ideal romántico, su sueño de relación para toda la vida que, en realidad, es una quimera, pero que le dice cosas sobre sí mismo. El joven descubre una parte suya que está constantemente reprimiendo. Lo que en principio era una identificación y una empatía va más allá, a la atracción física y sexual, aunque siempre con el entendimiento de que llegará un final. Son los años ochenta, antes de la epidemia del SIDA y de los derechos homosexuales.



         Llámame por tu nombre es una hermosísima historia de amor. Nos seduce: uno quisiera estar en esa Italia, en el verano lánguido y tranquilo sin mayores complicaciones, dentro de la atmósfera intelectual donde se habla naturalmente en varios idiomas y hay juventud. La relatividad del amor y del tiempo: cada uno en su lugar.
Uno quisiera que las secuencias se alargaran, que la película no terminara, que las conversaciones se profundizaran: así es de seductora y atrapante. En la novela original, la acción continúa otros veinte años. Elio y Oliver se reencuentran y recuerdan: dejan entrever que su amor fue importante para sus vidas. Así debió ser ese primer amor para nuestras existencias y creo difícil que alguien no haya vivido esa experiencia del enamoramiento que marca o lastima.


         Indudablemente uno de los mejores estrenos en lo que va del año y que así permanecerá. Armie Hammer, dentro de su rigidez actoral y su innegable atractivo físico, está perfecto como el norteamericano pragmático; Timotheé Chalamet es toda una revelación en actitudes, gestos, matices que lo convierten en alguien de quien habrá que estar atento en el futuro: aquí ha encontrado el papel de su vida. El resto del elenco es impecable: Michael Stuhlbarg y Amira Casar como los padres comprensivos y apoyadores de los sentimientos de Elio. Una experiencia inolvidable, enriquecedora, que requiere verse muchas veces porque siempre faltarán palabras, sobrarán deseos…