EL VICEPRESIDENTE: MÁS
ALLÁ DEL PODER
(Vice)
2018. Dir. Adam McKay.
Esta cinta, si la viéramos como un libro, sería la biografía
no autorizada de Dick Cheney quien fuera el vicepresidente más poderoso en la
historia de los Estados Unidos durante el mandato de Bush Jr. Escrita por su
realizador, que no menciona fuentes, pero dotándola de un ficticio narrador que
termina siendo una gran sorpresa, tenemos el inicio alcohólico y fracasado de
Cheney quien fuera expulsado de Yale para luego trabajar como instalador de
líneas telefónicas, para finalmente retornar al "buen" camino gracias a la
exigencia de su calculadora y manipuladora esposa Lynne. De Wyoming pasó a
Washington para iniciar su carrera política y fue protegido por Donald Rumsfeld
durante la presidencia de Nixon. Inician las altas y bajas debidas a los
cambios de poderes entre partidos, pero Cheney va aprendiendo su lección
durante los mandatos de Nixon, Ford, Bush, y es cuando el hijo de éste resulta
ser el candidato presidencial que le invita a que sea su pareja en las
elecciones, que Cheney, luego de esa carrera política, además de haber sido
presidente del consejo de empresas, acepta estableciendo condiciones. Ante la
inexperiencia y torpeza del hijo de Bush, éste las acepta, dándole poderes
nunca imaginados para el rol del vicepresidente.
Cheney estuvo cuando el ataque a las Torres Gemelas y fue el
perpetrador del inicio de la guerra en Medio Oriente sin que jamás se haya
demostrado la existencia de amenazantes armas, aunque haya quedado la cacería
de Bin Laden. De esta manera se van contando diversas anécdotas de vida
política y familiar del personaje. Tanto el perverso Cheney como su
maquiavélica esposa, equivalente matizado de lo que sería una Lady Macbeth, se
van desarrollando ante nuestros ojos. De un pusilánime joven, un cobarde
peleonero, un insulso interno de la Casa Blanca, fue creciendo un tipo bastante
listo, inteligente para rodearse de las personas adecuadas al desechar a las
que le perjudicaran, inescrupuloso para tomar decisiones extremas que le
redituarían tanto en su poder como en lo personal.
Es una cinta divertida que, no obstante, se queda en la
anécdota constante, viajando de un tiempo a otro, sin que los personajes dejen
de estar en la simple caricatura. Es una película de actores, ni duda cabe:
Christian Bale es un camaleón: con kilos de más y maquillaje cuidadoso, da la
idea e imagen del detestable individuo: uno de los grandes actores de todos los tiempos. Amy Adams es otra actriz versátil que
se deslinda de sus roles pasados para tornarse en vil intrigante y egoísta.
Steve Carell es un Rumsfeld que va del poder a la nada para luego retornar en
los vaivenes de la sucia política. Sam Rockwell exuda la estupidez de un Bush Jr.
Uno se explica que los norteamericanos, sobre todo aquellos
liberales, queden maravillados de que se les presente (en estos tiempos
terribles de un Trump que se parece más a Bush Jr. en lo cretino) la crítica de
un empecinado republicano. No puede compararse a una serpiente astuta para
saltar y morder en el momento oportuno, como lo fue Cheney, a un tonto redomado
como el actual presidente: quizás, eso sería mejor en la realidad que se está
viviendo allende la frontera. Por eso es "oscareable": se vuelve panfleto contra Trump. La película termina como un llamado a la conciencia
porque presenta una de las consecuencias del monstruoso ser. No obstante, es
mera ilustración, la crítica a los hechos y al personaje no profundiza. Uno
termina disfrutando, maravillándose, deleitándose con las actuaciones de un
elenco de primera: la gran cualidad de algo que queda en ¿buenas? intenciones.