sábado, 2 de febrero de 2019

EL PODER DEL MONSTRUO


EL VICEPRESIDENTE: MÁS ALLÁ DEL PODER
(Vice) 
2018. Dir. Adam McKay.

         Esta cinta, si la viéramos como un libro, sería la biografía no autorizada de Dick Cheney quien fuera el vicepresidente más poderoso en la historia de los Estados Unidos durante el mandato de Bush Jr. Escrita por su realizador, que no menciona fuentes, pero dotándola de un ficticio narrador que termina siendo una gran sorpresa, tenemos el inicio alcohólico y fracasado de Cheney quien fuera expulsado de Yale para luego trabajar como instalador de líneas telefónicas, para finalmente retornar al "buen" camino gracias a la exigencia de su calculadora y manipuladora esposa Lynne. De Wyoming pasó a Washington para iniciar su carrera política y fue protegido por Donald Rumsfeld durante la presidencia de Nixon. Inician las altas y bajas debidas a los cambios de poderes entre partidos, pero Cheney va aprendiendo su lección durante los mandatos de Nixon, Ford, Bush, y es cuando el hijo de éste resulta ser el candidato presidencial que le invita a que sea su pareja en las elecciones, que Cheney, luego de esa carrera política, además de haber sido presidente del consejo de empresas, acepta estableciendo condiciones. Ante la inexperiencia y torpeza del hijo de Bush, éste las acepta, dándole poderes nunca imaginados para el rol del vicepresidente.
         Cheney estuvo cuando el ataque a las Torres Gemelas y fue el perpetrador del inicio de la guerra en Medio Oriente sin que jamás se haya demostrado la existencia de amenazantes armas, aunque haya quedado la cacería de Bin Laden. De esta manera se van contando diversas anécdotas de vida política y familiar del personaje. Tanto el perverso Cheney como su maquiavélica esposa, equivalente matizado de lo que sería una Lady Macbeth, se van desarrollando ante nuestros ojos. De un pusilánime joven, un cobarde peleonero, un insulso interno de la Casa Blanca, fue creciendo un tipo bastante listo, inteligente para rodearse de las personas adecuadas al desechar a las que le perjudicaran, inescrupuloso para tomar decisiones extremas que le redituarían tanto en su poder como en lo personal.
         Es una cinta divertida que, no obstante, se queda en la anécdota constante, viajando de un tiempo a otro, sin que los personajes dejen de estar en la simple caricatura. Es una película de actores, ni duda cabe: Christian Bale es un camaleón: con kilos de más y maquillaje cuidadoso, da la idea e imagen del detestable individuo: uno de los grandes actores de todos los tiempos. Amy Adams es otra actriz versátil que se deslinda de sus roles pasados para tornarse en vil intrigante y egoísta. Steve Carell es un Rumsfeld que va del poder a la nada para luego retornar en los vaivenes de la sucia política. Sam Rockwell exuda la estupidez de un Bush Jr.
         Uno se explica que los norteamericanos, sobre todo aquellos liberales, queden maravillados de que se les presente (en estos tiempos terribles de un Trump que se parece más a Bush Jr. en lo cretino) la crítica de un empecinado republicano. No puede compararse a una serpiente astuta para saltar y morder en el momento oportuno, como lo fue Cheney, a un tonto redomado como el actual presidente: quizás, eso sería mejor en la realidad que se está viviendo allende la frontera. Por eso es "oscareable": se vuelve panfleto contra Trump. La película termina como un llamado a la conciencia porque presenta una de las consecuencias del monstruoso ser. No obstante, es mera ilustración, la crítica a los hechos y al personaje no profundiza. Uno termina disfrutando, maravillándose, deleitándose con las actuaciones de un elenco de primera: la gran cualidad de algo que queda en ¿buenas? intenciones.