sábado, 22 de junio de 2019

LA CRUELDAD REPETITIVA


HOTEL MUMBAI – EL ATENTADO
(Hotel Mumbai)
2018. Dir. Anthony Maras.


         En noviembre de 2008, un grupo terrorista amagó a Mumbai al atacar diferentes lugares de la ciudad para terminar en el lujoso Taj Palace Hotel. Al estar la guardia especializada en Nueva Delhi, pasaron tres días para que se pudiera controlar la situación con su llegada. La película es una recreación bastante gráfica y cruel de lo que pudo haber sucedido: terroristas fundamentalistas y personajes ficticios, además de empleados heroicos que pusieron en riesgo sus vidas para salvar las de sus huéspedes, conforman la trama de otra cinta que recupera las grandes tragedias en lo que va del siglo. No obstante, es una cinta bastante fallida. Aunque el espectador se impacta con la frialdad en que los criminales atacan a sus víctimas, la cinta es una continua sucesión de enfrentamientos, escapes subrepticios, pequeños momentos de suspenso con la esperanza de que algunas víctimas puedan sobrevivir.
         Centrada en Arjun (un simpático y conmovedor Dev Patel), como mesero del exclusivo hotel, y teniendo alrededor a una pareja interracial (el norteamericano Armie Hammer y la iraní Nazanin Boniadi) con niñera y bebé, además de un prepotente ex militar ruso (Jason Isaacs) quien se tornará en breve héroe de ocasión, la cinta se diluye entre la acción y las necesidades de supervivencia. Son tantos los hechos que están sucediendo por lo que el equilibrio narrativo se pierde. De pronto, por ejemplo, se introduce a un par de agentes de la policía local que se adentran en el hotel para hallar el centro de circuito cerrado y tener control de ubicación de los terroristas: su actuación es relativa, su finalidad prácticamente inútil, por lo que son eliminados. Luego de varios atentados, la cinta se torna repetitiva. Los papeles estelares se vuelven cenizas al mezclarse entre tantas historias y situaciones. Una cinta con buenas intenciones que deviene intolerable por su dispersión.
El australiano Anthony Maras
en su primer largometraje