lunes, 3 de junio de 2019

EL ODIO CONTENIDO


MA
2019. Dir. Tate Taylor.
         Sue Ann (Octavia Spencer, carismática pero aquí tenebrosa) ayuda a unos adolescentes comprándoles las bebidas que ellos no pueden adquirir directamente al ser menores de edad. Luego, los delata a la policía que los encuentra donde estaban bebiendo y fumando mariguana. Sue Ann los busca otra vez pero en esta ocasión los invita a ir al sótano de su casa que se encuentra alejada del centro del pueblo donde viven. Las reglas que les impone es no expresar palabrotas ni subir hacia el interior de su casa. Previamente los ha identificado y en secuencias que se van al pasado, el espectador se da cuenta que estos jóvenes son descendientes de quienes la humillaron en sus tiempos de estudiante. Paulatinamente, el odio contenido da rienda suelta a la violencia y al ajuste de cuentas.
Sue Ann como anfitriona de adolescentes
         Estamos ante una variante de Carrie: extraño presentimiento (De Palma, 1976) aunque en este caso toma más de veinte años llegar a las consecuencias fatales. En lugar de una burla pública con sangre de marrano, ahora tenemos una infame y truculenta iniciación sexual con el joven amado. Vivimos otra lectura de los rencores guardados desde el acoso cruel de la adolescencia que deben estallar acorde con la vehemencia pasional. En otros casos habría perdón y olvido: para Sue Ann ha sido la gran prórroga del castigo.  En el momento en que Sue Ann identifica al barbilindo Andy (Corey Fogelmanis) como hijo de un viejo compañero de escuela, se detona el ayer, el momento terrible. Si siempre ha estado latente el deseo de venganza, ahora es cuando ejercerla. Las culpas de los padres las pagan los hijos como expresa la cita bíblica en el libro del profeta Ezequiel, aunque negándola: el padre que ha pecado es quien debe pagar.
Maggie y Haley enfrentando a Sue Ann
Los jóvenes Chaz y Andy
         La cinta se va narrando con fluidez. La trama gira alrededor de Maggie (Diana Silvers) quien ha retornado junto con su madre Erica (Juliette Lewis), mujer que ha vivido realizando siempre vuelcos en su vida, al pueblo natal. Su primer día en la nueva preparatoria le permite ayudar a una compañera de color, en silla de ruedas, además de conocer a un grupo de chicos hermosos y populares que la invitan a divertirse con ellos. Así conocen a Sue Ann para que el espectador vaya adentrándose en motivaciones y precedentes. Todo se cuenta con calma y la tensión se va construyendo en etapas. Apenas en la primera fiesta que organiza la mujer en su sótano, donde todos comienzan a llamarla “Ma” amenaza con una pistola a Chaz (Gianni Paolo), el rubio pretendiente de Haley (McKaley Miller), la otra joven del grupo de amigos, al cual obliga a desnudarse para luego expresar a carcajadas que todo ha sido una broma, una manera de romper el hielo, lo que deja sentimientos ambiguos entre los jóvenes.
         Igualmente vamos conociendo indirectamente a los otros compañeros de Sue Ann: al padre de Andy, Ben (Luke Evans) quien fuera el amor imposible de la mujer durante el paso por la secundaria, así como a su nueva pareja, otra antigua compañera Mercedes (Missi Pyle). La madre de Maggie también formó parte de los compañeros acosadores, excedidos en su broma. También nos damos cuenta de la vida cotidiana de Sue Ann: una jefa exigente y abusiva, la veterinaria Brooks (una irreconocible Allison Janney con peluca gris) en su trabajo, aparte de una casa nítida pero con extrañas estructuras que semejan jaulas porque Sue Ann también guarda un secreto.
Cuando el odio da lugar
a violencia y locura
         Producida por BlumHouse que se ha distinguido con cintas de terror y violencia dirigidas principalmente a un público juvenil, además de ser dirigida por Tate Taylor, un realizador impersonal cuya obra se distingue acorde con la temática que predica como sucedió con la exitosa Historias cruzadas (The Help, 2011) o la fallida La chica del tren (The Girl on the Train, 2016), pero que su gran cualidad es el buen ritmo y los grandes repartos: en este caso, Spencer, Juliette Lewis, Luke Evans, Janney, además del acertado grupo de actores incipientes que exudan juventud y vulnerabilidad.
Sue Ann haciendo que los hijos
paguen los pecados de su padre
          La cinta quiere concientizar sobre los abusos y las consecuencias inesperadas que pueden traer consigo. Por otro lado, posee el mensaje oculto contra el uso de drogas y la afición alcohólica. Paradójicamente, toda la humillación que se le procuró a Sue Ann en su adolescencia vuelve ahora a repetirse en la edad adulta como corolario a la máxima de que la violencia solamente genera violencia. Lo que debe destacarse es que se realza al amor apasionado; a los sentimientos que siempre permanecen cuando uno se imagina lo que hubiera podido ser; a la ilusión de que el tiempo haya cambiado las cosas y luego destrozarla con la realidad de que no ha podido suceder. Al menos, ante la cercanía de la muerte, queda la satisfacción de besar unos labios fríos y posarse, como atribulada y atormentada Julieta, al lado de su Romeo, padre que ha pagado su pecado.  
El director Tate Taylor al centro
al lado de su actriz preferida y coproductora
de la película, Octavia Spencer.