X-MEN: FÉNIX OSCURO
(X-Men: Dark Phoenix)2019. Dir. Simon Kinberg.
Jean Gray sobrevive a un accidente automovilístico donde
fallecen sus padres. Es protegida por el profesor Xavier (James McAvoy) para
llevarla a su escuela, ya que tiene características mutantes: puede leer la
mente y controlar la materia. Al crecer, Jean (Sophie Turner) es enviada, junto
con sus compañeros, a una misión para rescatar a unos astronautas varados en el
espacio, donde es expuesta a un destello solar que refuerza sus poderes. Luego
se entera que su padre vive. Le reclama a Xavier la mentira, hay unos
enfrentamientos donde Jean provoca la muerte de Raven (Jennifer Lawrence) y
prefiere alejarse para buscar refugio con Magneto (Michael Fassbender) quien la
rechaza por la muerte de su querida Raven. Mientras tanto, unos extraterrestres
llegan a la tierra. Uno de ellos, Vuk, se apodera del cuerpo de una mujer
(Jessica Chastain) y su intención es extraerle ese gran poder.
Última entrega (y aparentemente sí será la última) con los
personajes creados por Marvel que fue narrándose con alternancias en el tiempo
(desde la primera cinta en 2000), además de dedicarle episodios especiales al
personaje de Wolverine, como ahora sucede con otro de los originales, Jean que,
por desgracia, no alcanza ni el magnetismo ni las calidades narrativas previas.
Los héroes están cansados. La cinta misma carece de las cualidades y de la
espectacularidad que la serie misma nos había brindado en el pasado. Fuera de
la excelente secuencia del rescate de los astronautas, la película se pierde
entre discusiones, rechazos y enfrentamientos particulares entre Xavier,
Magneto y Jean. Los demás personajes quedan relegados y fuera de pocos
momentos, se pierden entre la verborrea y la inopia, tanto de guion como de producción.
Los héroes están fatigados. A pesar de presentarlos como
jóvenes, el sentimiento de tedio se transmite. Es increíble cómo no se ha
notado el entusiasmo por parte del público para esta cinta (la vi un sábado
noche y éramos veinte espectadores) y es que la vida de esta fénix particular
(así llamada luego de sobrevivir al destello solar: surgir desde las cenizas)
no es interesante. Ni siquiera la villana es interesante ni amenazante ni cruel
(alguna vez se ha comentado que las telenovelas son efectivas mientras más
malvada y calculadora sea la antagonista: lo mismo se aplica al cine, claro). Tampoco
las presencias de los primordiales Magneto y Xavier se tornan entrañables.
Finalmente, porque en realidad no hay mucho que decir, estamos
ante la enésima repetición de situaciones (el accidente automovilístico, la
pérdida de los padres) como de efectos especiales que no recurren a la
inventiva ni a la variación. Uno esperaría mejores resultados cuando era la
ópera prima del productor de toda la serie. La cinta no tiene un final
alternativo que anuncie la continuidad o permita cierto suspenso para el
futuro. Triste final de una saga que tuvo grandísimos aciertos (la cinta
original, X-Men: días del futuro pasado).
Simon Kinberg, productor
y ahora en su fallida ópera prima