CELDA 211
2009. España. Dir. Daniel Monzón.
Con Luis Tosar y Alberto Ammann.
Un prólogo muestra a un hombre en el proceso de abrirse las venas. Está dentro de una celda que obviamente será la que da título a la película. Luego pasamos a otro momento, al presente, cuando un joven, Juan Oliver (Alberto Ammann, excelente), pasea con dos policías por la prisión a la cual se incorporará al día siguiente como guardia. Ha venido para darse idea del trabajo y entrar en confianza. Le han explicado lo que no permiten que traigan los reos para evitar problemas. Un accidente (algo que cae del techo porque se están realizando trabajos de reconstrucción del lugar) produce que se golpee la cabeza, sangre y se desmaye. Sucede al mismo tiempo en que se alza un motín en el lugar. Los policías lo meten a la celda 211 y escapan porque no les queda tiempo.
Al recobrar el conocimiento se da cuenta de lo que está pasando. Se quita los cordones de zapatos, esconde su anillo de bodas y su cinturón. Sale y se enfrenta con Malamadre (Luis Tosar, en estereotipo de malvado, pero le sale muy bien) quien es el líder del movimiento. Explica que es un prisionero y que fue ingresado poco antes de que esto surgiera. La sangre la explica como agresión de los guardias. Malamadre lo hace desnudar para humillarlo y se burla de sus “calzones”. Así lo seguirá llamando.
A partir de aquí, la película se divide entre los esfuerzos de Juan por evitar que descubran su identidad y la manera en que trata de equilibrar la situación para evitar que las cosas lleguen a extremos mayores. Posteriormente, una cuestión particular (que no descubriré para que disfruten la sorpresa) hará que se trastoquen sus valores. Juan tendrá que cambiar su punto de vista y darse cuenta que ha vivido en la mentira y que hay una sociedad cruel, abusiva e inhumana.
La cinta tiene la cualidad de correr de manera vertiginosa sin detenerse a dar explicaciones (excepto unos retrocesos en el tiempo para que se comprenda mejor al personaje de Juan). Los personajes están redondos y lo que sucede es sólido: si acaso hay algunas convenciones para darle mayor énfasis melodramático, con tintes de destino trágico, a la trama (el espectador se dará cuenta del significado crucial que tiene ese prólogo mencionado con el final de la cinta y su sentido del azar). Y lo que es muy importante es que no trata de parecerse a alguna cinta con la misma trama hecha en Hollywood. La circunstancia española, la política española, el odio nacional contra los etarras.
Y lo que es más apasionante es el juego de la moralidad. El bien y el bueno se confunden con el mal y el malvado. Son espejos de doble cara. Se muestra el tono gris porque no hay absolutos. De alguna manera, en forma casi instantánea (no pasa mucho tiempo en la acción de la cinta: de un día a otro) tenemos una radiografía del mundo en que vivimos y cómo hemos cambiado en las formas de ver las cosas y de aceptarlas; de la aceptación hacia lo que antes era tabú; de la adecuación de rigidez hacia laxitud.
El realizador Monzón es un mallorquino cuarentón que no había ofrecido alguna cinta de impacto. Luego de este trabajo que se llevó todos los Goyas importantes de su año, las cosas deberán cambiar en su vida. El actor Ammann tenía solamente experiencia televisiva. Tosar ha sido villano reconocido en “Te doy mis ojos”, “Los lunes al sol”, entre muchas. No es una obra maestra: simplemente una cinta muy efectiva que tiene el acierto de meternos en la piel de su personaje más vulnerable para que nos demos cuenta que estamos viviendo tiempos frágiles. Sería una desdicha y una desgracia que no aprovecharan la oportunidad de disfrutarla en pantalla grande.