
EL RAPTO
(Rapt)
2009. Dir. Lucas Belvaux.
NOTA: Este comentario revela algunas situaciones de la película. Si no la ha visto, mejor léalo después.
Stanislas Graff (Yvan Attal) es el presidente de un corporativo industrial que tiene nexos con el gobierno. Su posición es tan importante que el mismo presidente francés lo invita a acompañarlo a un viaje a China. La cinta nos muestra su fría relación familiar, el empleo cotidiano y el almuerzo de negocios, la escapada con la amante, las noches de juego donde pierde grandes cantidades de dinero. De pronto, una mañana, su auto es emboscado por un grupo de secuestradores enmascarados. Lo raptan y llevan a un lugar oculto donde le cortan un dedo para enviarlo a su familia y solicitar cincuenta millones de euros.
El consejo de administración discute el apoyo económico porque es demasiado dinero. La esposa, al pedir el dato de la totalidad de sus recursos, descubre que solamente posee veinte millones. La investigación policiaca pone al descubierto los amoríos, la pérdida de dinero en el juego y descuidos administrativos. Los delincuentes son implacables: cincuenta millones o nada. Así van pasando los días hasta que pasan dos meses. Un último intento de entrega del dinero que finalmente han aceptado los secuestradores da lugar a la muerte de uno de ellos y la captura del otro. Stanislas es liberado con la promesa de que entregue el dinero o matarán a personas inocentes. El hombre vuelve a su vida cotidiana pero es natural que haya cambios en todos los aspectos de su vida…

Entonces no es la simple película de intriga y suspenso. Los momentos del secuestrado son intensos y desgarradores para el espectador. Uno imagina que el tipo está revalorando el pasado contra su presente. Se siente el miedo ante la amenazante pérdida de la vida. Hay vulnerabilidad y sumisión, antes de alcanzar los tiempos del enfrentamiento y la derrota de los secuestradores.

La segunda parte revela la verdadera naturaleza del secuestrado. Se le ha liberado con la condición de que firme tres pagarés por una suma que deberá entregar en tres ocasiones diferentes. Si no lo realiza, se matará a una persona inocente a la cual se le colocará uno de los pagarés para que la culpa caiga sobre él y poner en su contra a la opinión pública. El hecho se repetirá otras dos veces.
Y como todas las cosas han cambiado, ya no le importa a Graff. Esa culpa que se desea anunciar ante la opinión pública le favorece sin pagar un solo centavo. Ha perdido empleo; se ha vuelto muy rico al vender sus acciones: se ha separado de su mujer; ahora vive solitario y aunque se le está investigando al pensar la policía que fue un autosecuestro para pagar sus deudas, esas acciones de los raptores serán para su provecho.
Nuevamente el Tour de Cine Francés nos ofrece una historia trillada para darle la vuelta de tuerca que no está alejada de la realidad en una sociedad materializada donde los valores se han trastocado para proponer una lectura de la realidad contemporánea. Otra imagen de cómo la corrupción alimenta a los seres que ya son corruptos pero que nunca serán vencidos por tortura, ni taimados ante la adversidad cuando haya dinero, posesiones, placeres, de por medio.
