sábado, 25 de septiembre de 2010

SERES: LA NADA ABSOLUTA


SERES: GÉNESIS
2010. Dir. Ángel Mario Huerta.


Este comentario podrá parecer predecible para quienes conocen mi animadversión contra aquellos jóvenes que se meten a hacer cine mexicano copiando modelos de Hollywood. Por otro lado, también he hecho público mi rechazo contra “Inspiración” (2007), la cinta anterior (ópera prima) de Ángel Mario Huerta, el realizador regiomontano también responsable de estos “seres”.

Fui con mente abierta, esperando que un milagro hubiera ocurrido y que este joven director, con su producción previa, habría aprendido algo, aprovechado la experiencia y hecho caso de las críticas serias y razonadas hacia la mencionada “Inspiración”, pero es inútil esperar talento de quien no lo tiene y, mucho menos, cierta inteligencia en la manera de acercarse a un tema tan repetido, ofreciendo un matiz interesante, pero “lo que natura no da…”, bien dice el refrán y Ángel Mario Huerta es nítido ejemplo de ello.

La trama es acerca de un grupo de investigadores patrocinados por cierta empresa que anda en busca de unos códices mayas que predicen el fin del mundo. Quieren unirlos con fenómenos que están sucediendo (una pareja desaparecida en un lago; una familia donde solamente queda la hija pequeña, ovnis en el cielo, etc…) para explicarlos y relacionarlos con esta anunciada catástrofe.

Un grave problema es el ritmo: completamente disparejo. Otro reside en la dirección de actores que no reaccionan ante lo que está sucediendo a su alrededor. Más que nada, una trama con inexistente interés que insiste en rendir homenaje a Pedro Ferriz (“un mundo nos vigila”) y abiertamente a Jaime Maussán (quien aparece un breve momento junto con dos personajes que se burlan del asunto y que están metidos con calzador) con aquello de que los extraterrestres “están entre nosotros”. Con tan frívolas referencias tenemos, entonces, una muestra de la "cultura" de creativos y "creadores".

La triste copia de un género norteamericano por excelencia da lugar a efectos especiales baratos y los famosos “seres” dan pena ajena en su concepción, ya que parecen haber sido modelos defectuosos del ya viejo “E.T.”, manufacturados en China, y adquiridos a precio de ganga por la casa productora. El viejo truco de la niña poseída por un ser extraño al mostrarse sus ojos azulosos lo hemos visto desde que Televisa filmaba sus cintas de terror con ídolos juveniles (Tatiana, Pedrito Fernández) en los años ochenta. O el efecto de mostrar ovnis sobre el cielo regiomontano, pero más aún, como si fuera una "Misión imposible" de DePalma, ¡con ovnis que entran al túnel regio sin afectar a ningún coche!

Si la blandengue “Inspiración” denotaba un discurso de clase, dedicado a la gente “bonita” y al“terrible” problema de que “una niña linda no me hace caso y debo ganármela”, en esta igualmente blandengue cinta tenemos el inicio (porque la amenaza temible es que será una trilogía) de otro discurso que no nos cambia la vida, que el truculento Emmerich ya nos los lanzó a la cara con su sobreproducida “2012” en cuanto a discurso maya, y que muchos talentos nos han asombrado en múltiples ocasiones previas con sus monstruos digitalizados en pantalla para reiterar aquello de que están entre nosotros. Un argumento muy al estilo mexicano-sampetrino, donde el personaje de un genio matemático lleva el sobrenombre con la palabra en inglés “ufo”, en lugar de la nacional “ovni”, porque “suena más chic, ¿comprendes?”.

La cinta me devolvió a los tiempos del cine mexicano que narra sabrosamente Ricardo Garibay, en sus tiempos cuando era guionista, y habla de productores que pedían a los escritores meter unos “mounstros” y unas “nalguitas” para darle gusto a todos los públicos. Faltaron algunas "canciones" para complementar ese retorno al pasado nacional. No me imagino cómo fueron las sesiones de creación de argumento y guión cuando uno escucha diálogos absurdos y se encuentra con situaciones tan tontas, tan “clonadas” de otras cintas, pero lo más triste: sin despertar alguna emoción ni asombro en el espectador. La cinta no es ridícula porque ni siquiera hay una pizca de humor que haga sonreír. Causa vergüenza (y sopor), nunca hilaridad.

Y luego está el reparto principal con los roles que les tocaron. La película llega a ambicionar la creación de una franquicia (bueno, a fuerza así será, por el mismito realizador, con su trilogía planeada) a través de esos personajes que aspiran a ser "Cinco" Fantásticos. Por ejemplo, el malogrado Arturo Delgado hasta saca un sombrero como elemento de identificación al estilo Indiana Jones; Alejandra Barros, como ejecutiva, es una subFamke Janssen de “X-Men”; Humberto Busto (tan desagradable para quien esto escribe que no comprende sus múltiples intervenciones en cine) en el patiño pequeño y “nerd”; o Gonzalo Vega hablando inglés para mostrar su cosmopolitismo, adecuado para un empresario regiomontano, aunque a Monterrey se le nombre “Ciudad de las Montañas” para no identificarla directamente, pero en otro momento, se le eche de cabeza al dar como referencia, al “Cerro del Mirador”, poner una lata de Tecate en primer plano o simplemente las noticias las ofrezcan los locutores matutinos de Televisa Monterrey... ¡en un noticiero de Televisa Monterrey!

Si acaso, debo mencionar el gusto de ver a varios de los actores regios que uno acostumbra disfrutar en teatro y que aquí, al menos, tienen una exposición con mayor público, aunque los créditos se pasan tan velozmente que no hay mucha oportunidad para identificarlos: Paco Segovia, Sergio Duarte, Carlos Gueta, César Cubero, Leonor González, entre otros.

Y ya me he extendido mucho en una película que no vale la pena y que, aparentemente, no tendrá el “éxito” de la anterior “Inspiración”, entonces distribuida por la “mundialísima” Fox y ahora, limitándose a la “nacionalita” Corazón Films. Esta cinta viene a ser emblemática de un triste, y alto, porcentaje de realizadores que no tienen la menor idea de lo que quieren transmitirle a un público. Uno no está peleado con un cine comercial: Hollywood lo realiza espléndidamente bien, y en ocasiones con discursos inteligentes. Lo malo es realizarlo en nuestro país sin tener recursos, ni talento, ni ideas, ni coherencia, ni reparto, ni nada.

Para quitarme el mal sabor de boca me metí luego a ver "Sed de sangre", otra curiosidad excepcional del cine coreano, que ya les comentaré más adelante...