sábado, 8 de enero de 2011

EL LÍMITE DE LA FICCIÓN

VERANO DE GOLIAT
2010. Dir. Nicolás Pereda.



Esta película viene a confirmar que el Jurado del Festival Internacional de Cine de Monterrey no se equivocó al seleccionar la anterior obra de Nicolás Pereda como mejor película nacional del evento en agosto pasado. Si Perpetuum Mobile deslumbró por una trama sobre relaciones familiares y amorosas que llevaban a un final inesperado (el entierro de la abuela en un terreno cualquiera), en este caso sigue habiendo las mismas obsesiones pero con una delicada narración que oscila entre ficción y realidad, característica que le valió un reconocimiento en Venecia.

Y tiene diversos niveles narrativos que justifican esa alternancia porque la cinta comienza como documental donde se interroga a los miembros de una familia acerca del apodo que le han dado al hermano mayor, o sea Goliat. Dicen que mató a su novia, y de ahí el apelativo que simboliza fuerza, aunque hay quienes lo creen y otros no. El mismo joven no comenta nada. Luego se pasa a una situación central con el personaje de Teresa (Teresa Sánchez, estupenda actriz, también protagonista la cinta mencionada anteriormente) quien ha sido abandonada por su marido y veremos su desesperación, su intención de no dejar huella del esposo, el reclamo a la mujer que se lo arrebató, la incapacidad del olvido. Y todavía más, se añade al personaje del hijo de Teresa, Gabino (Gabino Rodríguez, actor que salió en la otra cinta), quien “pierde el tiempo con la tontería del ejército” y juega al soldado abusando de su autoridad junto con un amigo (Harold Torres, el intérprete principal de Norteado). Sigue otro nivel con planos fuera de foco que indican violencia. Y como panorama general están las imágenes del verano en que Goliat junto con hermano y primo disfrutan de una alberca o caminan por el bosque o se interroga a una pariente del joven que sufrió la muerte de su marido.

Hay dos secuencias que dan idea de esta intención de contar una historia con las variables posibles. En una de ellas, Teresa (la actriz Sánchez) platica su pena (dentro del pretexto fictivo) con una mujer del pueblo que improvisa sus diálogos pero que está interpretándose a sí misma en una realidad donde no existe Teresa. En otra secuencia, Gabino ensaya una escena que veremos posteriormente con la joven Clemen a la cual anhelaba como su novia (personaje interpretado por otra actriz no profesional en una realidad que le es ajena), para dejar constancia de la parte ficticia, preparada, de la película. De esta manera el verano y el propio Goliat sirven como atmósfera, escenario, de una trama que quiere compartirnos el dolor del final de una relación (Teresa con su marido infiel; Gabino con la joven que le gustaba); el espacio donde puede suceder la violencia ya sea con el asesinato mítico o real de una novia, aunque también el abuso autoritario de la milicia (una escena muestra a Gabino y a su amigo interrogando a un hombre de la tercera edad quien simplemente caminaba por el bosque, al cual le advierten que tenga cuidado, pero con dolo), o de quienes manejan el cacicazgo posmoderno y dominan pueblos (la historia del marido muerto); también la falta de resignación ante la pérdida: Teresa se deshace de ropa que tira a un río pero que luego quiere rescatar y hasta sentirla, vivirla, meterse dentro de camisa y pantalón del marido que ama y que la hace gemir inconsolablemente, al no sentir el cuerpo que le daba razón de ser a esos vestuarios.

Por referencias de otras cintas de Pereda, además de la película mencionada al principio de este artículo, ha utilizado a Teresa Sánchez y a Gabino Rodríguez en roles que llevan sus nombres como si fueran variaciones de personajes, conexión indirecta y sutil de tramas, capítulos de una novela que mezclan varios planos o subtramas. Uno podría pensar que Verano de Goliat es el antecedente de Perpetuum Mobile donde Teresa ya vive en la ciudad y Gabino realiza mudanzas, aunque hay otro hijo abusivo que no aparece aquí, aunque sería símbolo de ingratitud como el marido de esta cinta.

Pereda utiliza algunas secuencias largas pero no es pretencioso ni morboso como un inflado Carlos Reygadas, ni aburrido o truculento como un Amat Escalante, ni ingenuo e intrascendente como un Fernando Eimbcke. La diferencia estriba en el manejo de emociones y en la sinceridad expresiva: no se nota forzada escena alguna. Estamos ante una gran película mexicana, contemporánea, original, que juega con situaciones ya conocidas pero de una manera peculiar. No es cine fácil ni digerido. Es cine apasionante para guardarlo y seguirlo pensando al acabar su corta duración…

NOTA CORTA – MUY BUENA OPCIÓN…

EL ASESINO DENTRO DE MÍ
(The Killer Inside Me)
2010. Dir. Michael Winterbottom.



Una novela negra de Jim Thompson, comparado a los maestros del género Dashiell Hammet y Raymond Chandler, guionista y dialoguista de Stanley Kubrick, es transpuesta al cine norteamericano por el prolífico y versátil británico Winterbottom. Una cinta de gran crueldad donde el personaje, un alguacil sociópata de un pueblito texano a finales de los años cuarenta, comete un asesinato y luego necesita justificarlo cuando se da cuenta que hay variables no controladas. Más que llegar al divertimento usual, la cinta se centra en la exposición de caracteres que ocultan secretos y son imágenes de perversión. Casey Affleck, encasillado en el joven de apariencia inofensiva con trasfondos inimaginables, demuestra su talento.