HACIA LA LIBERTAD
(Razzia)2017. Dir. Nabil Ayouch.
“Dichoso aquel que puede actuar acorde con sus deseos” es un
viejo proverbio bereber que sirve como epígrafe al inicio de esta deslumbrante coproducción
francoárabe que nos muestra a cinco personajes reprimidos o afectados por la
tradición religiosa, el conservadurismo social, las políticas seudointegradoras , la discriminación racial y hasta por la destrucción de los sueños. El
realizador Ayouch nos ofrece un resumen de la gente que vive en el Marruecos
actual y a los cuales clasifica como una “mayoría silenciosa”. La acción inicia
en 1982 en un pueblito de la Cordillera del Atlas marroquí donde el maestro Abdallah
es querido por sus alumnos y él encuentra muy satisfactoria su labor de
enseñanza. Vive un romance con la viuda Yto, cuyo hijo pequeño es Ylias. Cierto
día llega un inspector que le obliga a impartir sus lecciones en el idioma
árabe cuando los niños solamente entienden el dialecto bereber. Esto produce un
caos y al maestro no le queda otra salida que abandonar el pueblo rumbo a
Casablanca.
Abdallah, el maestro obligado a dejar
sus clases por la "arabización" en 1982
(Amine Ennaji)
El tiempo se
traslada, entonces, a 2015 en esta ciudad donde conoceremos al judío Joseph, a
quien le gusta que le llamen Joe, dueño de un bar donde toca el piano y tiene
entre sus empleados a Ylias, ya cuarentón. También aparecerá Hakim, joven que
vive en el barrio popular de Medina, cuyos sueños para convertirse en estrella
de rock, al estilo de Freddy Mercury, su ídolo, están condicionados por la
desaprobación paterna y la burla de sus vecinos. Aparte está Salima, una mujer
que ha dejado atrás las tradiciones de sometimiento femenino, vive en un
departamento de clase media alta, tiene disputas con su marido porque éste no acepta
muchas de sus actitudes (fumar, vestir ropa moderna y provocativa, además de juntarse
con otras mujeres que asisten a la casa de Yto, ya sesentona, para bailar y
convivir dentro de modos inaceptables por la tradición). Y finalmente conocemos
a Inés, quinceañera de clase alta que vive su soledad por la desatención de su
madre, se encuentra en medio de una total confusión sexual (virginidad, lesbianismo,
seducción) debida a la rebeldía.
Joe, el judío y el soñador Ylias
(Arieh Worthalter y Abdellah Didane)
El desdeñado Hakim
(Abdelilah Rachid)
La solitaria Inés
(Dounia Binebine)
Cada uno de
estos personajes mostrará cierta debilidad: Joe vivirá negando su raíz judía
que le afectará en la búsqueda del amor. Hakim reprimirá la furia contra su
inconmovible padre para explotar en el momento menos adecuado. Inés querrá
pertenecer a alguien o algo, pero sufrirá el rechazo indirecto. Salima buscará
su espacio personal porque ya no acepta el machismo tradicional ni desea continuar
con las represiones musulmanas. Todos ellos se encontrarán de alguna u otra manera
afectados por una manifestación explosiva de quienes exigen derechos y
oportunidades laborales; o por la violencia que se desata en una fiesta de
jóvenes ricos, indiferentes a las necesidades sociales, viviendo al día con sus
emociones primarias.
La sesentona Yto
(Nezha Tebbai)
Solamente
nos quedan Abdallah, el maestro frustrado, cuyo sueño lo volvió un ser amargo.
Yto, quien viajó a Casablanca en busca de quien fue su único amor, sin jamás
encontrarlo. Ylias, adulto que vive de sueños, admirando la película Casablanca (Curtiz, 1942), la cual
repasa constantemente y narra hechos a Joe que le ha contado un vecino: dónde
se encontraba en la misma ciudad el aeropuerto del final de la película, los
chismes de que Bogart e Ingrid Bergman se besaban a escondidas cuando no
filmaban, o el significado de la letra de “As Time Goes By” cantada en la
admirada película. De esta manera, el epígrafe de la cinta se vuelve contra sí
mismo: no hay dicha ni se vive acorde con los deseos; el panorama es triste, los
obstáculos mayores por la ignorancia y la terrible tradición oscurantista. No
obstante mueve a la reflexión: nos ha permitido adentrarnos dentro de una
sociedad considerada lejana y que, sin embargo, nos toca de otras maneras:
revisemos las nuevas censuras y lo políticamente incorrecto.
La rebelde Salima
(Maryam Touzani)
Como
corolario de estas tristes “mayorías” sin alternativa de solución, Joe, atribulado
y resentido le confesará a Ylias que ninguna porción de Casablanca fue filmada en Marruecos, para añadirlo al retrato
general de amargura. Sin embargo, el epílogo será esperanzador: Salima, embarazada
del hijo que tendrá, del cual nunca informó al marido que la abandonó, entra al mar,
mira al horizonte y sonríe, como un pequeño triunfo dentro de su espacio
personal.
El realizador marroquí Nabil Ayouch presenta su sexto
largometraje luego de haber llamado previamente
la atención en Cannes